jueves, 12 de marzo de 2009

Pasión por el ruido



Éramos claramente chiquillos...

Adolescentes melenudos, vaqueros desgarrados y chupas repletas de chapas, símbolos y sobre todo camisetas de nuestros grupos preferidos ¡qué pasada!

Contaré una de tantas noches de concierto, allá por los 90´s, os pongo en situación... ¡Barricada en directo! Ya nos costó bastante el poder trasladarnos a otra ciudad, gracias al padre de uno de nosotros, que no muy convencido aceptó el llevarnos no sin antes darnos la tradicional charla paternal a la que estábamos acostumbrados. Pero nos daba igual, todo era muy emocionante y cautivados por la noche que se presentaba hasta tuvimos que soltar alguna que otra mentira sin maldad para llevar a cabo nuestra odisea.

Igual que piratas, calaveras a la vista y música heavy por bandera aquella experiencia iba a ser inolvidable para los tres. Casi disfrazados más de lo normal, con las entradas anticipadas tres meses antes, adoradas por los colegas que quedaban colgados sin poder ir, fue llegar al lugar del festival y ¡como locos!

Lo típico por entonces, litrona y cartón de vino escondidos en la ropa, no os diré dónde... ya en la fila para entrar dando saltos y bromas con los demás especímenes que acompañaban el evento. No es casualidad, pero por experiencia os digo que los conciertos de rock tiene algo de mágico, prácticamente todos somos pertenecientes a una especie de tribu urbana cuales Cien Mil Hijos de San Luis.
Encienden los focos... todos flipando, suenan los primeros acordes y entre el humo aparece "el Drogas y compañía". Por unos segundos, parecía increíble el encuentro con la música que tantas vueltas había dado nuestro vinilo... realmente era pasión por el ruido.

Conocimos una peña con la que intercambiamos lo propio, pañuelos, birra y algún que otro cigarrillo... así como anécdotas y vivencias todo por el rock. Y es que era así... ¡vivíamos por el rock!

Ya fuera del espectacular conciertazo, como niños, fuimos para la feria. Coches locos, luchando entre pandillas a topetazo limpio, era totalmente una guerra de sentimientos y enfrentamientos de locura y tarareo de aquellos temas que llenaban nuestra existencia. Recuerdo subimos a la enorme noria, que en principio no nos dejaban por nuestra presencia y estado, algo ebrio, pero más que por el alcohol, por el momento. Desde lo más alto, acompañados con unas chicas que conocimos horas atrás, viendo la ciudad en la madrugada, las luces, la feria, la gente como hormigas ajenos a lo que nos estaba ocurriendo... no se podía pedir nada más, bueno sí, otro litro fresquito.

El final de la historia no tiene la mayor importancia, ya de madrugada después de una tormenta que casi ahoga el ferial, y como al término de una gran batalla, todo era tranquilidad y sosiego en aquella ciudad que nos despedían los barrenderos, camareros recogiendo el género y los demás empleados públicos que nos parecían como duendes dándonos las buenas noches.

Historias como ésta, colores. De vez en cuando me vienen a la cabeza éstos recuerdos de los que hoy os he hecho partícipes, y aún me late el corazón desbocado cuando los revivo. Pero no quiero daros a entender que lo hago con pena, todo lo contrario, aún conservo los mismos amigos que en tantas ocasiones fueron soldados en mis batallas... y para no olvidar, de vez en cuando volvemos a esas experiencias...

... mi mujer, a la que no le gusta mucho esa música, me acompañó recientemente a ver el Festival Vía de la Plata en Mérida, y éste relato se lo dedico a ella... un beso para tí.

7 comentarios:

La Bichejo dijo...

Te ha faltao decir que los pantalones eran de esos "aleotardaos" tan favorecedores ¬¬ que estabais de boniiiicoooossss!! jajajaja

me lo pasé de miedo, como siempre contigo :)
¡¡Aiiinsss si es que ...!!

PD:ojo! sigue sin gustarme la musica ¬¬
Un besazoooooo

pelusa dijo...

Hola fly!!

No son horas, ya lo sé, exactamente las tres de la mañana y treinta minutejos, estoy más que harta!! Ayer por fin me dormí a las diez de la noche, qué tampoco soy tan pequeña caray!! Para irme a dormir como las gallinas, pero es que es poner la tele, quedarme plof es todo uno... y encima me perdí mi serie, que veo además de metrópolis y redes, lo único que veo, bueno... me levante a las seis de la mañana, y ahora mira que horas son... tengo los ojos abiertos de par en par, soy un caso, a mí si que me haría falta... ir a un buen concierto de rock'on roll, para ver si por fin puede ser normal en esto de dormir.

Según te iba leyendo... el relato lo iba viviendo, porque en mis tiempos, nunca me dejaron ir a un concierto de rock'on roll, y es que además como era tan modosita (es que disimulaba) con mis 17 años... y de eso nada, que hacía de las mías, pero no conseguí ir en Madrid con mis amigas, ni en La Coruña con mis primos, y en Salamanca con otro primo y sus amigos tampoco, a un solo concierto, me decían que eso no era para mí... Menuda envidia me has dado según te iba leyendo, caramba, no hay derecho!! Solamente los podía ver por la televisión, pero no es lo mismo.

La bichejo... me ha hecho mucha gracia, nunca la he leído, sí sus comentarios y me parto con ella, mañana voy... ya hoy y la visito, ahora me hare a la idea que he llegado toda cansada de un día de rock'on roll, pero vamos sin beber, sólo bailando que es lo mío. Eso sí... bebo mucha agua desde siempre, porque cuando bailo mamma mía como sudoooooooo.

Uff qué cansada estoy menuda manera de menear todo el cuerpo, según te iba leyendo, ves tú?? de ilusión también se vive, sólo hay que echarle mucha imaginación, y de esa tengo yo, la que haga falta.

Me he incluido en tu relato y ya ni envidia tengo, he disfrutado como una enana, además cuando vi de que iba, me puse en situación con música de rock incluida que tengo ehhh!! Muy buena y encima gratis, no es lo mismo, que ir a un concierto en directo, pero no pierdo las esperanzas, porque ahora no hay nadie que pueda prohibirme ná de ná.

hasta luego, fly

gracias por tu lindo relato...

Viperina dijo...

¡¡¡Viva la nostalgia, sí señor, sobre todo si es de la buena!!! Menudos recuerdos, tío, aunque yo no comparto tampoco tu pasión por ese tipo de música; reconozco que es contagioso el ambiente y tal, pero es demasiado ruido para mis oídos...Puedo imaginarte perfectamente allí, rodeado de tus colegas y disfrutando a voz en grito. Qué años aquellos, ayyy...
Besotes.

fly dijo...

Esta vez me parece oportuno responder a vuestros comentarios... GRACIAS!!
Os hablaba de años de instituto, envueltos en libros, clases de apoyo... en los que con pelo largo y guitarra en mano pretendíamos un poco dar la nota! y viendo actualmente los pastilleros tuneados sin más fuste que colocarse al son de la música electrónica que sale del maletero del carro tuning, me quedo con lo propio.
Un saludo.

Anónimo dijo...

bueno bueno buenoooo
con que metálica, eh?
y...si no es mucho preguntar...ejem.
esos...¿qué cantan?.... ufff qué anticuá estoy, debo tener.....300 años. en fin, vaya juergas que te mmontas.

por cierto... la bichejo esa ¿qué pinta en to este tinglao?
jajajaj

dicen que el recuerdo es una segunda vivencia, así que....
un besazo.

Anónimo dijo...

tienes un premio en mi blog, pero no te hagas ilusiones, no son los Iron maiden (¿se escribe asi?)

besos.

IBU dijo...

Muy bueno! Me has hecho recordar mis primeros conciertos, mis escapadas "furtivas" y todas las emociones que viví. Aún a día de hoy sigo sintiendo lo mismo, aunque hace mil que no tengo la oportunidad de irme de festivales, conciertos... La crisis, ya se sabe! jajaja

Saludos!